6.30.2019

Una carta para ti

Querida Ana,
a finales del 2014 e inicios del 2015, escribiste una carta para ti misma:

No estás donde quieres estar, pero vas en camino. Y estás disfrutando todas tus paradas continuas. Continúa este viaje, sigue aprendiendo y escribiendo, sigue, no te detengas.

Si te hubiera dicho en ese entonces que cuatro años después estarías escribiéndote otra carta, desde otra ciudad, en otra habitación, escuchando música de Of Monsters and Men, probablemente no me habrías creído. Y no porque no te gustara la música OMAM, sino porque no creerías que al fin hubieses tenido el coraje para dejar tu hogar y aventurarte a perderte. Es preciso que te lo diga en este mismo momento: estoy orgullosa de ti. Estoy orgullosa de ti porque has descubierto que ese valor está dentro de ti y que, a pesar del miedo que puedas tener, sabes que puedes aventurarte e intentar hacer las cosas. 

Llevas casi diez meses viviendo lejos de tu familia, sobreviviendo por tu cuenta, pagando tus propios gastos, administrando tus recursos, disponiendo de tu tiempo y dando pasos pequeños y agigantados para mejorar tu vida. 

Me alegra que te hayas atrevido a tomar terapia, a hablar sobre lo que te ha lastimado y lo que en este momento te causa conflicto. Y sobretodo, me alegra muchísimo, me hace feliz, que establezcas límites, que aproveches lo que aprendes en tus sesiones y lo lleves a tu vida diaria. Estoy feliz de que continúes creciendo, que tengas miedo y te conozcas cada día más. 

Quizá a veces sientas que no haces mucho, pero la verdad es que sí. Es solo que a veces la rutina te absorbe y  no te percatas del peso que tienen tus decisiones y acciones en esta vida. A pesar de que el mundo podría existir sin ti, estoy segura que no sería el mismo. Así que no te hagas de menos a tí misma. Confía en que, con cada día que ocurra, aprenderás a quererte y respetarte más. 

Vamos, Ana. Recuerda que no necesitas llenar las expectativas de nadie para ser feliz; recuerda que no necesitas ser aceptada por todos, aunque inconscientemente lo desees; recuerda que en la vida hay momentos buenos y malos, y que aunque recordamos más el dolor, son los momentos de luz los que hacen que todo valga la pena.  Tendrás días y momentos difíciles, pero estoy segura que podrás hacerlo. 

Probablemente te escriba en un tiempo. Tal vez estarás en un departamento en otro país, abrazando a tu pareja, acariciando a tu gato o perdiéndote en una ciudad completamente nueva. Y yo estaré ahí para recordarte que puedes lograr las cosas, que una vez te sentiste sola, frágil, incapaz, pero que ahora has crecido, te has desgarrado y eres lo mejor que te pudo haber pasado, porque hay que darte crédito por ser tú misma. 

Con amor siempre,
Ana.