9.09.2011

Silencio



Se sentía frustrada, ésa era la verdad. 

Hacía algunos años pensaba que un amigo (o amiga) era toda aquella persona que le hiciera pasar un buen tiempo, que la escuchara cuando tenía algún problema, le diera un abrazo por las mañanas o simplemente que le dijera: "Soy tu amiga".  Podrían nombrarse un montón de cosas más y Ana seguiría considerándolos como amigos. Si había una traición, no importaba... porque los amigos sabían perdonar.

Cuando era San Valentín, se jalaba los cabellos, porque debía hacer más de 50 tarjetas. 
Ana tenía amigos. Muchos amigos. 
De hecho, Ana aún pensaba eso...hasta hace unos meses. 

 Podía contar sus amigos con los dedos de las manos. 
Y aun le hacían falta, así que usaba los dedos de los pies. 
Ya no eran 50, pero al menos 20 sí. 

Entonces algo cambió... Algo, dentro de ella hizo clic. Quizá fue un tornillo que se salió de su lugar. Alguna pieza que se desprendió. O peor, algún aparato dentro de ella que se descompuso. Algo sucedió. No sabe con certeza qué fue, pero el hecho es que ella ya no es como antes. Y todos los que la rodeaban lo han notado, pero ninguno se ha acercado a husmear, ninguno a tenido curiosidad, ninguna ha querido averiguar qué sucede.

Ahora Ana se siente sola, verdaderamente sola. 
Sonríe, ríe, habla, se sincera con algunos pocos... pero no hay un sentimiento de amistad.
Ana no tiene amigos. Ninguno al que pueda abrazar. 
Ana está aburrida de su monótona vida.
Ana hizo ejercicio tres días en esta semana, pero hoy se levantó pensando en que no serviría de nada.
Ser delgada no atraería más amigos, no la haría extrovertida. 
No la haría sentirse amada por quien es.

Ana se preguntó: ¿para qué cambiar?
¿Porqué yo debo cambiar?
¿Porqué los demás no pueden cambiar?
¿Porqué quienes fueron mis amigos ya no están?
¿Porqué esto, porqué lo otro?

SILENCIO.

No había respuestas. 
No había palabras. 
No había nadie que pudiera responder.

Ana estaba sola. Ana solo se tenía a ella misma.
Pero Ana no sabía la respuesta, entonces ¿cómo podría responder Ana, la compañera, si tampoco la sabía?

SILENCIO.

OTRA VEZ. 

No había quién respondiera. 

2 comentarios:

  1. U.U
    Muchas -si no es que todas- veces me he sentido igual, me pregunto muchas cosas, pero todas se quedan sin respuesta U.U
    -ForeverAlone-

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  2. ¡Ala madreee! Te entiendo la verdad. Ciertamente, hace algunos años algo en mi cambió también... pero al contrario a ti, en mí, no lo notan. Y pues si hay amistades... quizá los verdaderos amigos de las novelas no existan. No sé. Yo al menos ya me di por vencida pero sabes que puedes contar conmigo. Así que yo siento que si me desahogo contigo me entenderás.

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Escúpelo, que dentro te hace daño.