1.02.2012

La chica del prado y el muro invisible


El aire mecía sus cabellos castaños y la arrullaba mientras sus lágrimas recorrían sus mejillas. Quería que alguien rompiera el muro que la mantenía cautiva. Quería que alguien derrumbase esa sólida pared invisible y la tomara en sus brazos, sin necesidad de preguntarle qué le ocurría ni qué podía hacer para que dejara de llorar. Le gustaría que la dejaran llorar por esas estupideces, porque eran importantes para ella, le gustaría que no le reprocharan nada, que la dejasen hablar sin interrumpirla, que la comprendieran. Le gustaría sentir que le importaba a alguien, que ésa persona se tomara el tiempo para cerciorarse de que estuviese bien.
Pero el muro invisible seguía allí. Las paredes no se derrumbaban. Continuaba sintiéndose triste y sola. Ella acarició el libro que había mantenido en su regazo durante tanto tiempo en aquel prado. Por una vez en la vida, quería un amigo corpóreo. Ya no quería más esos amigos imaginarios. Bueno, sí los quería pero también necesitaba de uno corpóreo. Se había cansado de imaginar.
Quizá ése era el momento en que había cruzado la línea. Quizá debía construir ahora un muro entre la imaginación y la realidad y dedicarle más tiempo a la última. Quizá así todo mejorara.


Escrito el 27 de Julio del 2011.
Inspirado en un hecho muy real.
Si sientes curiosidad, debes saber que la chica del prado está bien.

2 comentarios:

  1. Ah, eso iba a preguntar, si la chica del prado estaba bien. Bueno,entonces me alegro de que lo esté ;)

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  2. Me alegro de que esté bien, sobre todo imaginando quien es la chica del prado. Muy lindo en todo caso, aunqe triste

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Escúpelo, que dentro te hace daño.