Zuleika sonríe frente al espejo,
contenta con su reflejo. Es hermosa: rubia, con ojos de color verde brillante,
una piel perfecta sin marcas de vejez. El vestido de color rojo sangre se pega
fantásticamente a su figura, realzando su belleza por sobre todas las cosas.
El espejo mágico le devuelve una
sonrisa maliciosa.
»La chica es preciosa
también.«
“No es cierto. Te
equivocas.” Responda Zuleika. “Yo soy hermosa, ella es solo bonita.”
»Tú eres quien se
equivoca.« Dice la mujer del espejo mágico. »Pronto ella arrebatará todas las
miradas de cualquier lugar y te harás vieja. Estarás llena de arrugas y llegará
un momento en que las cirugías no servirán.«
“Seré eternamente
hermosa. Haré lo necesario para serlo. Siempre.”
»Necesitas la fuente
de la juventud para jamás perder el trono de la más hermosa mujer del mundo.«
La música suena en el
amplio salón, donde la multitud baila animadamente en un sincronizado baile. La
alegría se nota en aquella fiesta y la anfitriona disfruta, deleitándose. Busca
la fuente de la juventud: un caballero apuesto, joven y refrescante. Ideal. Sus
ojos verdes buscan en la multitud, pero no lo encuentra.
“Zuleika, te presento
a Heinrich Van Aalst.”
La hijastra de la
anfitriona se había interpuesto en su búsqueda y eso le había molestado, pero
en cuanto sus ojos se posaron en el rostro lleno de juventud del muchacho,
olvidó su coraje y rencor.
Lo había encontrado.
Ahora debía hacerlo
suyo.
» La próxima vez
deberías observar más a tu hijastra. Se está volviendo más hermosa con cada
minuto que pasa. Se parece mucho a ti…« El espejo mágico deja el comentario
hiriente en el aire con la intención de hacer reaccionar a Zuleika. »Pronto
tendrá a todos los hombres del reino tendidos a sus pies. Ella es más hermosa
que tú, ahora.«
Una lágrima corre por
el espejo.
“Ella no es más
hermosa que yo. ¡No lo es!” Zuleika golpea con su mano cerrada en un puño al
espejo mágico y su reflejo se fragmenta numerosas veces. Está llorando y el
espejo mágico también. La sangre que corre por sus venas se derrama en la palma
de su mano. Arde y quema al mismo tiempo.
»Tienes que matarla.«
Canturrea Zuleika.
»No puedo.«
»Entonces serás
inferior a ella. Será la mujer más hermosa del mundo. ¿No es ése el lugar que
quieres para ti?« Zuleika observa su reflejo, pensando en una forma de acabar
con el miedo.
»Sí. Pero no puedo…
No sé cómo.« Se responde a sí misma.
»Toma una manzana e
inyéctale belladona. Morirá al poco tiempo.«
Zuleika se desliza
hasta la cocina y ordena a las criadas que se larguen. Tiene un plan.
La chica está en su
habitación, preparándose para salir con el joven Heinrich.
“Pequeña, ¿recuerdas
cuando jugábamos a la princesa y la malvada reina?” Zuleika está asomada en el
marco de la puerta, tratando de poner en marcha su plan.
La chica mira el
rostro de su madrastra por el reflejo del espejo.
»Mátala.« Susurra el
espejo mágico, el reflejo de Zuleika.
“Sí.” Responde la
chica, cortante.
“Te he traido una
manzana… para recordar los tiempos en que solíamos llevarnos mejor. Desde la
muerte de tu padre nos hemos alejado. ¿Por qué?”
“Realmente no quieres
escuchar mi respuesta. No te gustará.”
“Pruébame.” Zuleika
tiende la manzana a su hijastra. La fruta brilla, reflejando el potente veneno.
Inocentemente, la
chica toma la manzana y le da una buena mordida.
“Desde que él se fue,
te has convertido en una bruja. Me odias, me culpas. Lo sé.”
»Bruja.«
»No soy una bruja.«
»Sí, lo eres.«
“Sí, te odio. Has
robado mi belleza.”
“Zuleika… Me siento…
Me siento…”
»Bien hecho. Puedes
ser Blanca Nieves ahora. Ve por tu príncipe.«
“Ya voy, querido
príncipe.” Canturrea Zuleika cuando su hijastra se desploma en el suelo.
La manzana envenenada
rueda sobre la alfombra.
»Amour Prope.«
Susurra Zuleika mientras se marcha, cosechando un plan en su mente. Sabe, que
siempre hará cualquier cosa, para mantener a salvo su belleza y el amor que
siente hacia ella.
Ahg que mujer más malvada ! Odio la vanidad por sobre todos los pecados capitales xd Te quedó muy bueno el relato :3 Acabo de ver a Mistletoe, pero que linda mascota :34
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