TBL # 1

1. Publicar una de mis historias.

A veces creo en mí misma. Muchas otras no. A veces pienso que algunas de mis historias son muy estúpidas; en ocasiones pienso que sí tienen una oportunidad, aunque sea pequeñita. Mis historias, sean grandes o pequeñas, las imagine publicadas a futuro o no, son muy queridas -por mí, obviamente-. Son especiales. Pero si hablo de historias especiales, hay una que sobresale entre las demás. Me refiero a "Open your eyes" o "Abre tus ojos", en español. 

Comencé a escribir esta historia el año pasado y la publiqué en metroflog; eliminé la página y dejé pasar la historia. Satisfecha, pues por primera vez había desarrollado completamente una idea. Hace unos meses, comencé a releerla y me di cuenta de que mi narración era demasiado superficial... so, comencé a re-escribirla. Ahora, ya estoy a punto de terminar y siento un vuelco en el estómago. De pronto me viene la idea de que "Open your eyes" no es una historia tan buena, luego cambio de opinión. Y así sucesivamente. 

Tengo amigos que han leído la historia y han hecho comentarios positivos respecto a la primera 'edición', pero no sé qué pensarán respecto a ésta nueva. Mientras tanto, disfruto buscando imágenes o jugando a hacer portadas que jamás serán reales. Por el momento, la tercera portada (la chica vestida de azul) es la más ideal; mi muy buena amiga Rebeca, amablemente me ha ofrecido el concepto de la portada: una chica abrazándose a sí misma. La imagen es la que más acierta, el detalle es que la chica debería tener el cabello más rubio (como el de la chica de la primera portada). Sean peras, sean manzanas, no importa. De todos modos no son las portadas oficiales, pero me gusta imaginar que así se verán. 

Si desean leer, les dejo la primera cuartilla y media del primer capítulo. 

Capitulo 1

El reflejo se burla de mí y sonrío como loca.

Soy bonita, pero tengo rostro de lunática. Los ojos tienen algo, deben ser los ojos… No, es el rostro entero. No, es la combinación del rostro con los cabellos rubios, ondulados y desordenados. Me gusta lucir lunática. No soy la mujer más preciosa de la Tierra, pero no estoy mal. Soy delgada, casi no tengo pechos ni trasero, mi piel es pálida y hay miles de pecas cubriendo mi rostro.

Me gusto, para ser honesta.

Incluso ahora que  miro fijamente el reflejo puedo ver ése detalle en mis ojos: parece que vivo en una realidad alterna. Vale, vivo en una realidad alterna proporcionada por libros. Ésa es la forma de escapar a la cochinamente mala realidad que…

─¿Desde cuándo has estado tan preocupada por tu aspecto? ─ pregunta mi mejor amigo.

Daniel Atterby está acostado en mi cama como si fuese la suya. No, no me incomoda que tenga tanta confianza como para irrumpir en mi habitación mientras aún estoy durmiendo o que se haya tirado a mi lado como un amante juvenil. Es solo que luce tan cómodo en éste colchón viejo que emite chillidos cada vez que te mueves.

─¿Y? ─pregunto.

─No eres como las otras chicas que se ven al espejo todo el tiempo.

─No me estoy viendo. Es solo que el espejo está frente a mi cama y no puedo evitar encontrarme con mi reflejo. ─Daniel tiene los ojos cerrados y los brazos cruzados detrás de su cabeza. Pensé que dormía, pero obviamente me he equivocado. ¿Desde cuándo me ha estado observando? Entonces me doy cuenta que es sábado y no debería estar aquí. ─¿Qué ha pasado?

Daniel no contesta, pero puedo ver que sus pupilas se mueven desesperadas debajo de sus párpados pálidos. Hay diminutas venas de color morado surcándolos. Su piel es tan bonita y suave como la de un bebé recién nacido. Sus cejas parecen depiladas, perfectamente arqueadas sobre sus ojos que, de no estar cerrados, brillarían en un precioso color azul… o verde. Tiene unos ojos preciosos que cambian de color maravillosamente.

─Soy tu amiga, ¿lo sabías? ─ deslizo mi mano hasta su cabello corto y revuelto. Tiro de ellos solo un poco. ─Pensé que estos diez años…

─Once… ─corrige.

─… te lo habían dejado muy claro.

Daniel abre sus ojos, haciendo temblar sus largas y oscuras pestañas.

─Realmente no quieres saber ─no está sonriendo. ¿Una pista? Esto es malo.

─¿Es acerca de mí? ─Daniel desvía la mirada, respondiendo que sí.─Sé que no le gusto a tu familia, Daniel. Sé que no les agrado a los amigos que tu madre te ha impuesto. ¡No me importa! Puedes decirlo… si quieres. 

─No quiero hacerte sentir mal.

─¿Desde cuándo me hace sentir mal lo que los otros piensen de mi? ─me defiendo. Sin duda, ése es el mejor argumento que tengo.

Daniel sonríe y me recuerda al niño del que creí estar enamorada hace muchos años, cuando nuestra amistad apenas comenzaba.

─Ahora se le metió la loca idea de que… ─lo piensa mejor, quizá se arrepentirá. ¿Tan malo es? ─… vas tras mi herencia.

─¡¿Qué?!

Realmente espero que las entradas de The Bucket List sean más cortas; so... no los aturdo más con tanta palabra. Con cariño siempre, 

Ana Banana.