El teléfono celular sonó
estrepitosamente a mi lado, en el buró.
-¡Claudia! –chilló una voz de mujer.
–Voy directo al hospital; mi madre dice que Miranda dará la orden hoy:
desconectarán a Daniel esta mañana.
Si vives en NY, sabes lo que
significa esperar en el trafico, conoces la dificultad de conseguir un taxi y
lo carísimo que te resulta pagarlo; también sabes que la ciudad no es segura y
que no debes llevar un fajo de billetes en un solo bolsillo. Nada de eso me
importó mientras me vestía y salía corriendo. Tomé el primer taxi que encontré
y le pedí que me llevase hasta el hospital. Nos atoramos en una avenida. El
trafico no estaba de mi parte.
-Lo siento, cariño. No puedo hacer
nada –dijo el viejo al volante. Maldije dentro de mi. –Puedes ir caminando,
solo faltan tres cuadras…
-Lo hubiese dicho antes
–refunfuñé. ¿Qué culpa tenía aquel hombre? Le di un fajo de billetes sin
esperar el cambio y me lancé entre los coches, atravesándolos hasta llegar a la
acera.
Corrí y corrí; las piernas me ardían y el pecho amenazaba con cerrarse. Sabía que terminaría mal sino inhalaba rápido, pero había dejado el medicamento en casa. No importaba, debía de impedir que desconectaran a Daniel.
Mi mejor amigo no podía morir.
Estoy re-editando ésta historia, añadiendo detalles y sacando cosillas sin sentido, cambiando el tiempo pasado por el presente y tratando de mejorar la redacción. También pienso añadir tramas secundarias y estoy tan emocionada que dediqué un poco de mi tiempo a buscar imágenes del cast mental. Y encontré esto. No pude evitar compartirlo con todos ustedes. Una cosa es tener una imagen mental, un cast mental... y otra, descubrir que tu cast mental ha trabajado en proyectos que tienen escenas parecidas o similares a lo que has creado en tu imaginación. La traducción a todo esta palabrería: ESTOY FLIPANDO.
Por qué no sabía de esto? Qué narices?!
ResponderEliminarEn fin, pobre Daniel, qué nervios :S
Estoy de acuerdo con Attomic, por qué no sabia de esto? xd Pobre Daniel... ._.
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