2.02.2015

la muerte de las almas

Lo escuché gritar a mitad de la noche.
Mi corazón se desgarró y el frío se volvió más pesado.
Él era todo lo que yo necesitaba y lo que no podía tener.
Gritó, gritó, gritó; una y otra vez.
Las mejillas se mojaron y las almas murieron,
porque yo era lo que él necesitaba y lo que no podía tener.

1 comentario:

Escúpelo, que dentro te hace daño.