Él era especial, lo sabía.
Se había esmerado en quererse así
como era, aunque no muchos lo aceptaran. Era especial. ¿En qué forma? Aún no lo sabía. Malo. Bueno. ¿Tenía
sentido etiquetar todo?
Muchos lo llamaban loco o enfermo.
Él se llamaba diferente. Estaba
orgulloso de ser diferente.
Él salió del cuarto y se
desprendió de sus ropas blancas, de los cinturones que lo mantenían sujeto al
mundo de los demás. Era rebelde, era especial. Se vistió con ropa de su
preferencia y salió a vagar por las calles cubiertas de nieve blanca. Frío.
Hacía mucho frío. Entonces rió tan fuerte que sus ojos comenzaron a lagrimear.
Él tomó un poco de nieve y preparó una bola. Luego otra, otra, otra y otra más.
Estaba preparado para la guerra. Dio el primer golpe, pero sus amigos eran más
y acabaron con él más rápido. Todos se
tiraron sobre la nieve, sin importar los violentos temblores de sus cuerpos.
Él era especial. Era feliz.
Y usaba una bata blanca. Estaba
atado a una cama con gruesos cinturones. Escapaba de su celda cada vez que le
aplicaban inyecciones. Escapaba porque solo así podía sobrevivir.
Sólo la imaginación lo ayudaba. Sólo así tenía
amigos.
Él era especial. |
Hola Ana!
ResponderEliminarMuy bueno el relato.. (:
Besos :3
Ow! me gustó mucho *__* está genial.
ResponderEliminarSaludos.
Pobre loco...
ResponderEliminarY lo más triste es que de verdad hay gente que pasa por esto a diario.
No me lo esperaba. Me sorprendió ese final.
ResponderEliminarOh... wow. No creí que hablaras de un manicomio. Te quedó genial Ana, siento una debilidad por los especiales (;
ResponderEliminarLovely!! Me encantó ^.^
ResponderEliminarTe sigo <3