Soy la hipócrita más grande del mundo.
Digo a todos que las personas
deben conocerse para que puedan estar realmente enamoradas. Es verdad, creo que
solo hay amor cuando conoces al alma que reside dentro del cuerpo.
Pero no te conozco y aunque he
intentado omitir esto, lo siento. Creo que tengo sentimientos fuertes por ti. No
sé si estoy enamorada de ti, pero quiero creerlo. Algo que me hace verte, observarte, imaginar que tropiezo
casualmente contigo y descubrir que no eres un chico como los demás, que ves la
belleza en lo sencillo. Lo sencillo de mis ojos, por ejemplo, porque es lo más
bonito que hay en mí. Lo más sincero.
Quiero descubrir que no eres como
yo, tan superficial. Porque eso es lo que soy. ¿Qué otra cosa me habría hecho
verte como te vi el primer día? Ya llevaba un año en la universidad y la
alegría reinaba en todo el campus. Personas nuevas. ¿Quiénes? ¿Cómo serían?
¿Agradables? ¿Hoscos? Entonces te vi, caminando en el pasillo con tu filipina
de color azul cielo, con tus cabellos largos y ondulados y lo primero que me
dije fue que debía escribirte algo. Eras perfecto. Tenías un aire un poco nerd, algo que me atraía hacia ti. Y
sonreíste… y juro que volé por los amplios cielos.
Pero tenía mi manto de invisibilidad,
porque no pudiste verme.
Un año y medio después de haberte
visto por primera vez, te observo llegar y saludar a tus amigos. Me sorprendo
primero y luego vuelo, grito, lloro, me siento infinita en mi interior. Te veo
sonreír. Siento eso. Entonces dejo
que mi mente vuele y te veo a ti enviándome una cálida mirada, una sonrisa
verdadera.
Pero tú no me notas y recuerdo
ésa canción que escuché anoche: “Invisible”. Cuán desilusionada estoy. A pesar
de eso, me reprimo a mí misma y me obligo a sellar mis labios mientras escucho
a mis compañeras parlotear alegremente.
Quiero presentarte a ellas, llevarte de la mano en el pasillo y que sepan que
eres diferente a los demás. Quiero que mi familia te conozca, que leas algo
escrito por mí… Quiero reír tontamente por ti, llorar por ti, amar por ti y
odiar por ti.
¡Soy estúpida, lo sé!
No te conozco y eres diferente al
resto solo en mi mente. Allí con tus amigos, pareces el chico cool y agradable, que seguramente tiene
novia y que se divierte en las discos. He revisado tu facebook (después de
buscarte durante horas) y descubierto que te gusta hacer de DJ. Bueno, eso te
gustaba hace un año. Pero como no te he agregado, porque ni siquiera me atrevo
a hacer eso, no tengo información reciente de ti.
¿Tú y yo… combinaríamos? Honestamente,
no me imagino en un club. Pero quizá iría a bailar tus mezclas, aunque luzca
ridícula bamboleándome torpemente en la pista. Estoy dejando a mi mente volar
muy alto. Entonces me digo: No hables. No
hables. Pero me rindo, no soy lo suficientemente fuerte para acallar este
deseo de que mis compañeras sepan de tu existencia. El mundo entero tiene que
saber que existes. Suspiro y me inclino ante la chica a la que tengo más
confianza.
─Allí está mi novio ─digo. Sonrío.
Obviamente, ella sabe que cuando digo ‘novio’ me refiero a que solo te veo en
los pasillos, casualmente. Jamás te busco, jamás intento algo, jamás te espero.
No realmente.
Ella emite un sonidito. Entonces
recuerdo que acaba de adquirir un novio. ¡Qué idiota soy! En el grupo, soy la
única que no ha tenido ningún novio. Tengo veinte años y no conozco nada sobre
el tema. No me avergüenzo, pero ya no planeo conversar más. Sí es que eso iba a
ser el comienzo de una conversación.
Y me dedico a observarte, según yo,
disimuladamente.
Tus amigos ríen y me doy cuenta que no
estás usando el uniforme, sino una camisa a cuadros, de esas que me encantan
que usen los chicos. Y sonríes. Oh, Dios, quisiera que rieras así a mi lado.
Comienzo a odiarme a mí misma, no debería alimentar eso. Pero la curiosidad me está matando. Quiero conocer tu voz.
Agudizo mi oído y escucho pacientemente. El barullo de mis compañeras se ha
vuelto solo un zumbido y tu voz es mi prioridad. Entonces hablas… y exploto.
Exploto porque tu voz es de esas que
me hacen pensar en niños ricos, mimados, que son mujeriegos, que tienen todo lo
que detesto. ¿Soy prejuiciosa? Sí, estoy juzgando por juzgar. Soy tan
superficial, soy la hipócrita más grande del mundo. ¿Pero cómo podría odiarte?
Tu voz es divina y quiero escurrirme del lugar e ir a tu lado.
Mis compañeras dicen que debemos irnos
y las sigo, aunque quiero oponer resistencia. A veces pasan semanas sin que te
vea y la otra ocasión me preocupé por ti porque no te vi en dos meses. Ahora
solo me despido mentalmente. Quizá logre verte más tiempo éste semestre. Adiós. Quizá no.
Tu recuerdo se queda solo unos minutos
y el día pasa. Me obligo a mí misma a no pensarte. Es mejor así.
Hoy es día de entregar papeles. Y
estoy despotricando en contra del sistema de la escuela, haciendo bromas con
una chica que me cae muy bien. Entonces me doy cuenta que la estoy considerando
una amiga, porque ella me hace bien
en muchos sentidos. Comienzo darle vueltas al asunto y me siento bien. ¡Tengo
una amiga! Volteo a la ventanilla de al lado y te veo. Otra vez no llevas
uniforme, sino una playera negra y manga larga que deja al descubierto tus
delgados brazos. Tu mochila está cruzada frente a tu pecho y pienso que debes
ser estudioso, debes ser parecido a mí.
Vuelves a hablar y mi corazón se hincha. Te veo disimuladamente, creo. Quizá
son mis nervios y esas chicas que me ven y ríen solo se están burlando de otra
cosa de mi y no del hecho de que esté babeando por verte.
Soy objeto de burlas, lo sé, pero no
me importa.
Me preocupa más el hecho de que sepan
que me gustas, que quieran hacerme quedar mal y que te digan algo. Me dan
náuseas. Recuerdo aquella vez que ibas en el pasillo, delante de mí y le dije a
una de mis compañeras (la misma a la que le dije ayer) que eras mi ‘novio’. Ella rió y carraspeó,
provocando que por una y única vez te giraras y me vieras. ¡Me viste… pero en
qué situación! Tanta vergüenza y rabia tomaban posesión de mi cuerpo. ¿Qué
pensarías? ¿Qué era solo una chica resbaladiza? Y me estaba preocupando por tu
opinión de mi, cuando no me importa ni la opinión de mi madre. La rabia me
poseía por la confianza que yo había depositado. Y ella me había traicionado con ése carraspeo.
Dejo atrás mis recuerdos y no me
mortifico más. Miro al montón de personas que están frente a mí y sonríen. Les
devuelvo la sonrisa, porque me gusta sonreír. Me hace sentir mejor, aunque sea
solo por un segundo. Mi amiga me dice
algo gracioso y comienzo a reír. Por eso la necesito, por eso me hace tanto
bien, porque ella saca a la antigua yo: la que ríe, la que hace bromas, caras y
gestos. La necesito tanto como te necesito a ti.
Pero ni siquiera mis risas llaman tu
atención. Seguro soy insonora. Hablas con alguien y tu voz es como la de un
ángel. Ahí está de nuevo ese sentimiento. La forma en que mueves tu mandíbula
al masticar la goma, la respiración pacífica de tu pecho, tus manos de dedos
delgados, tu mochila cruzada, tus Converses deslavados… Y te vas… Pienso en que
quizá también te gusto, que quizá eres tímido como yo… pero desecho la idea.
Sería demasiado bueno para ser real.
Regresas minutos después y te vuelves
a marchar. Te observo partir. La forma en
que caminas, el color de tu cabello, tu espalda delgada…
Me quedo callada. Guardo el recuerdo y
decido que te voy a querer así nada más. Sin esperar nada. Sin pedir nada.
Simplemente observándote. Simplemente siendo invisible.
(Pincha aquí para escuchar la canción “Invisible” de Skylar Grey)
Ana! Estás enamorada!! ^^ Pero que lindo, vamos acercate a el! Ya verás como no le eres invisible :3 Me alegro mucho por lo de tu amiga, de veras, te la mereces :3 Ya tampoco jamás he tenido novio... no te sientes extraña a veces? :/
ResponderEliminaro.o ahora si m quede sin parpadear, eso es expresar lo que sientes wooo
ResponderEliminaresepro y algun dia te pueda corresponder ala persona que quieras y espero tambien sea la indicada para ti
no como io jeje xD m fue masl pero nimodos
¡Me encanto! T___T Te juro que me encanto, no hay mas palabras que esas.
ResponderEliminar