2.09.2012

Relato: Invisible


Soy la hipócrita más grande del mundo.

Digo a todos que las personas deben conocerse para que puedan estar realmente enamoradas. Es verdad, creo que solo hay amor cuando conoces al alma que reside dentro del cuerpo.

Pero no te conozco y aunque he intentado omitir esto, lo siento. Creo que tengo sentimientos fuertes por ti. No sé si estoy enamorada de ti, pero quiero creerlo. Algo que me hace verte, observarte, imaginar que tropiezo casualmente contigo y descubrir que no eres un chico como los demás, que ves la belleza en lo sencillo. Lo sencillo de mis ojos, por ejemplo, porque es lo más bonito que hay en mí. Lo más sincero.

Quiero descubrir que no eres como yo, tan superficial. Porque eso es lo que soy. ¿Qué otra cosa me habría hecho verte como te vi el primer día? Ya llevaba un año en la universidad y la alegría reinaba en todo el campus. Personas nuevas. ¿Quiénes? ¿Cómo serían? ¿Agradables? ¿Hoscos? Entonces te vi, caminando en el pasillo con tu filipina de color azul cielo, con tus cabellos largos y ondulados y lo primero que me dije fue que debía escribirte algo. Eras perfecto. Tenías un aire un poco nerd, algo que me atraía hacia ti. Y sonreíste… y juro que volé por los amplios cielos.

Pero tenía mi manto de invisibilidad, porque no pudiste verme.



Un año y medio después de haberte visto por primera vez, te observo llegar y saludar a tus amigos. Me sorprendo primero y luego vuelo, grito, lloro, me siento infinita en mi interior. Te veo sonreír. Siento eso. Entonces dejo que mi mente vuele y te veo a ti enviándome una cálida mirada, una sonrisa verdadera.
Pero tú no me notas y recuerdo ésa canción que escuché anoche: “Invisible”. Cuán desilusionada estoy. A pesar de eso, me reprimo a mí misma y me obligo a sellar mis labios mientras escucho a mis  compañeras parlotear alegremente. Quiero presentarte a ellas, llevarte de la mano en el pasillo y que sepan que eres diferente a los demás. Quiero que mi familia te conozca, que leas algo escrito por mí… Quiero reír tontamente por ti, llorar por ti, amar por ti y odiar por ti.

¡Soy estúpida, lo sé!

No te conozco y eres diferente al resto solo en mi mente. Allí con tus amigos, pareces el chico cool y agradable, que seguramente tiene novia y que se divierte en las discos. He revisado tu facebook (después de buscarte durante horas) y descubierto que te gusta hacer de DJ. Bueno, eso te gustaba hace un año. Pero como no te he agregado, porque ni siquiera me atrevo a hacer eso, no tengo información reciente de ti.

¿Tú y yo… combinaríamos? Honestamente, no me imagino en un club. Pero quizá iría a bailar tus mezclas, aunque luzca ridícula bamboleándome torpemente en la pista. Estoy dejando a mi mente volar muy alto. Entonces me digo: No hables. No hables. Pero me rindo, no soy lo suficientemente fuerte para acallar este deseo de que mis compañeras sepan de tu existencia. El mundo entero tiene que saber que existes. Suspiro y me inclino ante la chica a la que tengo más confianza.

─Allí está mi novio ─digo. Sonrío. Obviamente, ella sabe que cuando digo ‘novio’ me refiero a que solo te veo en los pasillos, casualmente. Jamás te busco, jamás intento algo, jamás te espero.  No realmente.

Ella emite un sonidito. Entonces recuerdo que acaba de adquirir un novio. ¡Qué idiota soy! En el grupo, soy la única que no ha tenido ningún novio. Tengo veinte años y no conozco nada sobre el tema. No me avergüenzo, pero ya no planeo conversar más. Sí es que eso iba a ser el comienzo de una conversación.

Y me dedico a observarte, según yo, disimuladamente.

Tus amigos ríen y me doy cuenta que no estás usando el uniforme, sino una camisa a cuadros, de esas que me encantan que usen los chicos. Y sonríes. Oh, Dios, quisiera que rieras así a mi lado. Comienzo a odiarme a mí misma, no debería alimentar eso. Pero la curiosidad me está matando. Quiero conocer tu voz. Agudizo mi oído y escucho pacientemente. El barullo de mis compañeras se ha vuelto solo un zumbido y tu voz es mi prioridad. Entonces hablas… y exploto.

Exploto porque tu voz es de esas que me hacen pensar en niños ricos, mimados, que son mujeriegos, que tienen todo lo que detesto. ¿Soy prejuiciosa? Sí, estoy juzgando por juzgar. Soy tan superficial, soy la hipócrita más grande del mundo. ¿Pero cómo podría odiarte? Tu voz es divina y quiero escurrirme del lugar e ir a tu lado.

Mis compañeras dicen que debemos irnos y las sigo, aunque quiero oponer resistencia. A veces pasan semanas sin que te vea y la otra ocasión me preocupé por ti porque no te vi en dos meses. Ahora solo me despido mentalmente. Quizá logre verte más tiempo éste semestre. Adiós. Quizá no.

Tu recuerdo se queda solo unos minutos y el día pasa. Me obligo a mí misma a no pensarte. Es mejor así.



Hoy es día de entregar papeles. Y estoy despotricando en contra del sistema de la escuela, haciendo bromas con una chica que me cae muy bien. Entonces me doy cuenta que la estoy considerando una amiga, porque ella me hace bien en muchos sentidos. Comienzo darle vueltas al asunto y me siento bien. ¡Tengo una amiga! Volteo a la ventanilla de al lado y te veo. Otra vez no llevas uniforme, sino una playera negra y manga larga que deja al descubierto tus delgados brazos. Tu mochila está cruzada frente a tu pecho y pienso que debes ser estudioso,  debes ser parecido a mí. Vuelves a hablar y mi corazón se hincha. Te veo disimuladamente, creo. Quizá son mis nervios y esas chicas que me ven y ríen solo se están burlando de otra cosa de mi y no del hecho de que esté babeando por verte.  

Soy objeto de burlas, lo sé, pero no me importa.

Me preocupa más el hecho de que sepan que me gustas, que quieran hacerme quedar mal y que te digan algo. Me dan náuseas. Recuerdo aquella vez que ibas en el pasillo, delante de mí y le dije a una de mis compañeras (la misma a la que le dije ayer)  que eras mi ‘novio’. Ella rió y carraspeó, provocando que por una y única vez te giraras y me vieras. ¡Me viste… pero en qué situación! Tanta vergüenza y rabia tomaban posesión de mi cuerpo. ¿Qué pensarías? ¿Qué era solo una chica resbaladiza? Y me estaba preocupando por tu opinión de mi, cuando no me importa ni la opinión de mi madre. La rabia me poseía por la confianza que yo había depositado. Y ella me había  traicionado con ése carraspeo.

Dejo atrás mis recuerdos y no me mortifico más. Miro al montón de personas que están frente a mí y sonríen. Les devuelvo la sonrisa, porque me gusta sonreír. Me hace sentir mejor, aunque sea solo por un segundo. Mi amiga me dice algo gracioso y comienzo a reír. Por eso la necesito, por eso me hace tanto bien, porque ella saca a la antigua yo: la que ríe, la que hace bromas, caras y gestos. La necesito tanto como te necesito a ti.

Pero ni siquiera mis risas llaman tu atención. Seguro soy insonora. Hablas con alguien y tu voz es como la de un ángel. Ahí está de nuevo ese sentimiento. La forma en que mueves tu mandíbula al masticar la goma, la respiración pacífica de tu pecho, tus manos de dedos delgados, tu mochila cruzada, tus Converses deslavados… Y te vas… Pienso en que quizá también te gusto, que quizá eres tímido como yo… pero desecho la idea. Sería demasiado bueno para ser real.

Regresas minutos después y te vuelves a marchar. Te observo partir.  La forma en que caminas, el color de tu cabello, tu espalda delgada…

Me quedo callada. Guardo el recuerdo y decido que te voy a querer así nada más. Sin esperar nada. Sin pedir nada. Simplemente observándote. Simplemente siendo invisible.

(Pincha aquí para escuchar la canción “Invisible” de Skylar Grey)

3 comentarios:

  1. Ana! Estás enamorada!! ^^ Pero que lindo, vamos acercate a el! Ya verás como no le eres invisible :3 Me alegro mucho por lo de tu amiga, de veras, te la mereces :3 Ya tampoco jamás he tenido novio... no te sientes extraña a veces? :/

    ResponderEliminar
  2. o.o ahora si m quede sin parpadear, eso es expresar lo que sientes wooo
    esepro y algun dia te pueda corresponder ala persona que quieras y espero tambien sea la indicada para ti
    no como io jeje xD m fue masl pero nimodos

    ResponderEliminar
  3. ¡Me encanto! T___T Te juro que me encanto, no hay mas palabras que esas.

    ResponderEliminar

Escúpelo, que dentro te hace daño.