3.22.2012

En la cama


Solía sentarme en la cama, abrazar mis piernas y balancear mi cuerpo mientras observaba las estrellas. Respiraba profundamente y viajaba; lejos, muy lejos. Mis alas me permitían llegar hasta un mundo diferente, en el que yo era yo. Sin falsedad, sin dolor, sin menospreciarme. Solo yo y yo, amándome a mí misma, libre de todo juicio y capaz de hacer todo. Nada era imposible.

Mi mente estaba allá, pero yo seguía en la cama.

Y después, lloraba de frustración, porque yacía en una cama, con las piernas extendidas sobre el duro colchón y los brazos inertes a los lados de mi torso; el cuerpo inmóvil. Para siempre inmóvil. Respiraba por un aparato y mi coraza se quedaba en éste mundo corpóreo. Yo no viajaba, no de verdad. Todo era una mentira creada por mi mente. Un sueño que jamás se volvería realidad.  No tenía alas ni fuerza para levantarme de ése profundo letargo. Yo era yo, pero no era yo. Yo estaba en aquella cama, mi cuerpo lucía como yo, pero la verdadera yo estaba vagando en la infinidad incorpórea, en las fantasmales luces de un hospital.  Nada era posible ya.

Iba a morir.



3 comentarios:

  1. Te quedó increible! La pobre chica está en coma verdad? :/ Dios, amo la manera en que escribes ana :3

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  2. Tus relatos tienen ese toque.. melancólico? triste?
    que los hace tan especiales ..y también causan escalofríos..

    Besos :3

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Escúpelo, que dentro te hace daño.