5.27.2012

Amarillenta, abandonada, olvidada...


Un día desperté de un prolongado letargo
y me di cuenta de que no era la misma de siempre.
Traté de volver a ser yo, pero no pude.
Me había vuelto de papel:
amarillenta, ajada, abandonada en un baúl de recuerdos.
Era una carta.
De amor, amistad, soledad.
No lo sé.
Era una carta.
Abandonada, de otros tiempos, de otro lugar.
Era una carta.
Olvidada para siempre en un baúl de recuerdos dolorosos
que jamás volvería a ver la luz de un nuevo día.
Yo era una carta,
amarillenta, abandonada, olvidada… 
...para siempre. 

5 comentarios:

  1. Dice la gente que "para siempre" es mucho tiempo. Yo digo que ya deja de ser tiempo, deja de ser medible, todo se hace chiquito e insignificante al lado de tan grande palabra.

    Aunque ser una carta no tiene nada de lamentable, ser abandonado sí. Espero que alguien te encuentre y te desempolve por ahí. ¿Y qué dirá..., la carta?

    ResponderEliminar
  2. Annie. Que. Hermoso. Te adoro por ser tan genial :3

    ResponderEliminar
  3. Me ha gustado mucho tu entrada.
    Te sigo, me sigues? besitos ;)

    ResponderEliminar
  4. Hola!
    Muy lindo, amo como escribís ;)

    Quien sabe, tal vez a alguien se le dé por abrir ese baíl e.e

    Besos :3

    ResponderEliminar
  5. Me encanta tu forma de escribir,es hermoso.
    Seguro algún día alguien abrirá el baúl y leerá la carta.¿Cómo racionará al leerla?
    Besos:)

    ResponderEliminar

Escúpelo, que dentro te hace daño.