12.22.2012

Dear muggle (43): un elfo doméstico

Querido muggle:

¿Cómo es esto posible? Con lo adorables que son los elfos domésticos, incluido Kreacher. Sí, Kreacher. Por más malhumorado o grosero que sea, a mi me agrada un montonal. Winky también es toda amor, por eso usé su nombre para llamar a una perrita que hace tiempo necesitaba de un hogar. En la actualidad, Winky -la perrita, no la elfa doméstica- está en casa de nuestro hermano. Pero eso ya lo sabes, ¿no? Vale, vale... me estoy yendo por las ramas y eso no debería suceder.

Estoy un poco enferma.  Me arde la garganta porque ayer me salí para ir a sacar el presupuesto de los ingredientes para hacer los cake pops y ahora sé, definitivamente, que no podré hacerlos. A menos, claro, que me ganase la lotería o me encontrase un billete grande por la calle... pero jolines, me estoy yendo por las ramas otra vez. Bien podría borrar todo lo que he escrito, pero... ¿para qué? No importa. 

Volviendo a los elfos domésticos... Creo que en ésta ocasión voy a escoger un momento crucial en la batalla de Hogwarts. O mejor dicho, para la tensión amorosa entre Ron y Hermione. Sí, ya sabes de qué hablo. Ése momento cuando Ron dice que hay que ir a buscar a los elfos para protegerlos y Hermione suelta los colmillos de basilisco y corre y corre y corre para besuquiarse con Ron. Y Harry, muy graciosamente, recordándoles que no es el momento más adecuado. 

Bien podría escoger ése momento en la película de la Cámara Secreta, cuando Harry le dice a Dobby: prométeme que no intentarás salvarme la vida otra vez. Dobby no lo promete, por supuesto. Y así es como muere Dobby, en un lugar hermoso para estar con amigos y ya estoy a punto de echarme a llorar. 

Es tiempo de irme, porque tengo otras cosas qué preparar. 

Con cariño, 
Ana.

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