Esta semana me sentí profundamente diferente: con ganas de aislarme, sin querer hacer más que estar acostada, escuchando música y mirando el techo de mi habitación. Quería llorar, mucho. Llorar hasta que se me hincharan los ojos y que no quedara ningún rastro de todo eso que se estaba acumulando en mi ser. Siento el dolor de la tristeza en mí, no solo en mi cuerpo sino en eso intangible que me hace ser yo.
¿Cuándo me convertí en este ser? No lo sé, creo que nací así. Desde niña fui así. Pero en la adolescencia fui consciente de todo eso y comencé a renegar de lo que sentía porque al parecer no era normal. Tenías que ser como los demás y verte feliz, pero no lo era ni me veía así. Si bien, en palabras de mi madre, no me faltaba nada, pero tampoco me sobraba, no tenía razón alguna para ser infeliz. Y yo era infeliz.
Con el tiempo descubrí que podía ocupar palabras para expresarme. Los escritos en este blog, a lo largo de los años, demuestran las fases que he atravesado. Sin embargo, noté que últimamente no escribo nada. Me da mucho miedo escribir. Supongo que me han callado tantas veces que ahora creo que nadie quiere escucharme. No les doy oportunidad de decidir.
También me da miedo no ser lo suficientemente buena, así que mejor procrastino todo el tiempo cuando me digo a mí misma que debo escribir. Tengo tantas ideas y personajes y añoro ese momento en el que tus dedos crean ese sonidito tan satisfactorio en el teclado y sientes que la hsitoria fluye. Tengo tantas cosas en mi mente que quiero compartir pero al final de cuentas termino desperdiciando el tiempo y la oportunidad para hacerlo, me enfoco en el trabajo (comillas al aire) seguro.
Y así llega el fin de semana, y de nuevo otra vez. Aquí vamos, esfuérzate un poco más, tal vez mañana reunas el coraje para sacar todo lo que piensas, para crear universos, atrévete...
También me da miedo no ser lo suficientemente buena, así que mejor procrastino todo el tiempo cuando me digo a mí misma que debo escribir. Tengo tantas ideas y personajes y añoro ese momento en el que tus dedos crean ese sonidito tan satisfactorio en el teclado y sientes que la hsitoria fluye. Tengo tantas cosas en mi mente que quiero compartir pero al final de cuentas termino desperdiciando el tiempo y la oportunidad para hacerlo, me enfoco en el trabajo (comillas al aire) seguro.
Y así llega el fin de semana, y de nuevo otra vez. Aquí vamos, esfuérzate un poco más, tal vez mañana reunas el coraje para sacar todo lo que piensas, para crear universos, atrévete...
¡Hola! A veces pasamos por malas rachas y es normal sentirse desubicado, pero es importante buscar ayuda si sientes que algo te supera. Seguro que alguien quiere escucharte, pero tienes que abrirte, apoyarte en quien más quieras, porque si no te abres tampoco te van a escuchar y en fin, es todo un ciclo.
ResponderEliminarTe sigo, te espero por mi rincón.
Un saludo.
https://marca-indeleble.blogspot.com/